miércoles, 14 de abril de 2010

ATLETISMO.CORRER PARA PODER COMER



La subsistencia al servicio de los éxitos deportivos. La derrota es algo que no entra en los planes. El riesgo que entraña no ganar no lo constituye una decepción, un mal sabor de boca, la bronca de un entrenador. Este marroquí de 30 años compite para comer a diario.





Su aventura consiste en correr por necesidad. Las carreras populares constituyen su jornada laboral. La línea de meta es el patrón que dirime la paga que le corresponderá a final de mes. Cuando Akka Essaadaqui llegó a O Porriño no lo hizo con la idea de ganarse la vida como atleta, pero después de cuatro años ocupado en diversos trabajos del naval y la construcción terminó en la cola del paro.

La oportunidad de su vida
Essaadaqui, cansado de recorrer media Galicia en busca de un trabajo que nunca llegaba, un día se encontró con un cartel que le cambiaría la vida: anunciaba la Interruning de O Porriño. Recordó entonces que en sus días de niño había practicado el atletismo. De forma instantánea entró en contacto con Pablo Lacaci, su entrenador y casi padre adoptivo. «No sé como pagarle todo lo que hace por mí», comenta del técnico vigués.
En la cita de O Porriño no pasó del trigésimo séptimo puesto al llegar en un estado de forma un tanto baja, enseguida comenzó a obtener sus primeros ingresos. En poco más de un año ha disputado 48 carreras, afrontando alguna incluso con una fisura. «He hecho varios podios últimamente. Un mes bueno puedo sacar 700 euros, pero después también hay alguno que no saco nada», comenta el marroquí.
A pesar del duro trabajo de cada jornada, el atleta no se rinde y ve el futuro con cierta esperanza «Hay que saber sufrir cada día para mejorar», comenta el marroquí. Su técnico está asombrado con el compromiso mostrado por su pupilo y valora en alto grado la profesionalidad de Akka. «Es una persona profesional al 100% y agradecida, tiene unos principios enormes y es muy respetuoso. Llamarle disciplinado es poco. Es sincero, organizado, profesional, preocupado y una persona ejemplar».
La Vig-Bay se presentaba como el gran escaparate para darse a conocer y mostrar al personal de qué pasta está hecho. «Necesitaba ganar esa carrera, hasta me había comprado unas zapatillas nuevas», recordó ayer. No ganó, pero entró en la línea de meta tercero: 400 euros y el reconocimiento general.

La mala noticia
No obstante, antes de subir al podio le llegó la noticia de la descalificación. En Pontevedra había tenido algún problema, pero al final cobró el dinero y se respetó su marca. Pero en Baiona una reclamación le acusó de no tener la documentación en regla, algo que tendrá que dirimir la federación al existir un recurso. «¿Porqué me dejaron competir y pagar la inscripción? No pueden quitarme el premio», apunta indignado.
Durante los últimos días ha estado agilizando los trámites de residencia con un abogado para demostrar que todo está en regla y hasta el propio Lacaci está dispuesto a convertirse en su patrón para darle un contrato de trabajo. Todo para que Akka pueda dedicarse a correr para sacar un sueldo digno a base sumar podios en las populares. Además, con papeles también competiría en pista.
Eurosport

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