A sus 91 años, Olga Kotelgo no sólo se mantiene más en forma que cualquier persona de su edad, sino que su estado físico es la envidia de muchas personas a las que dobla en edad.
El secreto de Kotelo es un misterio difícil de explicar: a las personas de su edad no se las ve corriendo largas distancias, practicando el lanzamiento de jabalina o corrigiendo su triple salto en carrera. La vida de esta anciana, que posee una colección de más de 600 medallas, es saludable pero no tiene nada de particular. ¿Dónde está el secreto?
Kotelo es la séptima de once hermanos y nació en una granja a las afueras de Saskatoon, al oeste de Vancouver. Durante muchos años fue jugadora de softball, pero sorprendentemente la canadiense dio el salto al mundo del atletismo a la edad de 77 años.
La 'abuela del atletismo', que desciende de padres ucranianos, tuvo una infancia marcada por la granja donde se crió: por las mañanas tenía que dar de comer a las gallinas y los cerdos y ordeñar a las vacas, aunque la falta de oportunidades en su pequeño pueblo hizo que emigrase en su juventud. La canadiense es madre de dos hijas y divorciada, lo que la obligó a apararse del deporte y dedicarse en cuerpo y alma a sacar adelante a sus vástagos.
Su amor por el atletismo nació muy tarde, pero supo recuperar el tiempo perdido. Lo hizo de la mano de una entrenadora húngara que fomentó su talento y consiguió sacar lo mejor de ella misma. En la actualidad, Kotelo trabaja duro en el gimnasio donde practica tres días a la semana y sigue decidida a seguir batiendo récords y poniendo de manifiesto que por ella no pasan los años.
EUROSPORT
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