Fue un milagro. Una joven australiana de 22 años logró sobrevivir a una caída de 111 metros de altura después de que la cuerda que la sujetaba se romopiese. El suceso se produjo en las cataras de Victoria en Zambeze, África. Es un episodio que la chica no olvidará en el resto de su vida.
No se imaginaba lo que, a la postre, iba a suceder. Erin Langworthy, una australiana de 22 años de edad, buscaba disfrutar de la caída libre con la normalidad y tranquilidad con la que lo haría en otras ocasiones. Sin embargo, todo se torció en tan solo décimas de segundo cuando se dispuso a hacer un salto de 111 metros en las cataratas Victoria. El elástico que la sujetaba cedió hasta romperse y entonces se mascó la tragedia.
Todo pasó muy rápido en su cabeza en lo que fue un accidente de una extrema dureza. "Todo se volvió negro. Sentía golpes por todos lados", contó al canal de televisión australiano Channel Nine. "Gradualmente, a medida que me llevaba la corriente, el agua se hizo más fría, lo que me hizo recuperar la conciencia", agregó.
Además, explicó, una vez recobró el conocimiento, explicó qué es lo que había sentido en el estremecedor accidente. "La corriente era violenta y empecé a oír el rugido" de las cataratas, dijo. "Es como estar en las olas y ser tirado hacia abajo, no se tiene ninguna orientación. No sabía si salía o me hundía".
Un milagro
En este sentido, la joven australiana no sabe cómo logró la supervivencia. "Fue bastante aterrador, porque en varias ocasiones la cuerda quedó atrapada entre las rocas y tuve que bucear para liberar la cuerda".
El accidente le supuso una fractura de clavícula y moretones por todo el cuerpo. Tras el suceso fue trasladada a sudáfrica para ultimar su recuperción. "Sí, de hecho, es un milagro que haya sobrevivido", manifestó.
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